Adapte Windows 8.1 a la productividad de su empresa o institución

Es increíble que fue necesario el anuncio del fin del soporte de Windows XP para que las empresas y las instituciones decidieran, por fin, empezar a dejar de utilizar este, por demás, vetusto sistema operativo. Y, sin embargo, en la actualidad el que se está convirtiendo en el Rey es Windows 7 (y, por lo que se ve, está muy cerca de tener la misma suerte que Windows XP: un misterioso halo de extrema confianza que lleva a la mayoría a instalar este sistema operativo, muy, pero muy por encima del moderno Windows 8.1.

Pero, ¿qué es lo que lleva a las empresas e instituciones a pensar que Windows 7 es mejor que Windows 8.1? Tal vez la respuesta sea más simple de lo que parece, y para encontrarla hagamos un ligero análisis histórico de Windows NT.

Breve historia de Windows NT
Algunos pensarán, ¿qué tiene que ver Windows NT con Windows 7 y 8.1? Tiene que ver todo. Windows NT es la tecnología en la que están basados estos sistemas operativos. Aunque ya no se utilizan las siglas NT, lo cierto es que toda su infraestructura está basada en este Sistema Operativo.

La primera versión del Kernel de Windows NT apareció en 1993 y se orientó, por completo, a Estaciones de trabajo y Servidores. Se trató de un desarrollo basado en OS/2, Sistema Operativo desarrollado en conjunto por Microsoft e IBM a partir de mediados de la década de los años 80. En 1993, cuando apareció finalmente, Windows NT se convirtió en una figura de terror alrededor de la cual se generaron muchos mitos, como la supuesta casi inexistencia de controladores o drivers, así como, para muchos, sus "altísimos" requerimientos mínimos de hardware (Procesador x86 de 32 bits@25MHz, 12 a 16MB de RAM y +90MB de espacio disponible en disco). Por esos días, el común denominador eran equipos con tecnología 286 (16 bits) de 8MHz, 1MB de RAM y discos duros de 25MB. ¿Suena irrisorio? A lo mejor sí, pero eran los estándares de facto en 1993 (así es, apenas hace poco más de 22 años).

Ante ello, las empresas se decantaron por el uso de entornos operativos menos exigentes, como Windows 3.1, cuyos requerimientos eran mucho más modestos (así como su capacidad de respuesta y confiabilidad). Si bien, Windows 3.1 requería de mucho menos hardware, también era capaz de entregar una confiabilidad absolutamente inferior, con constantes problemas de atascamiento (por su multitarea cooperativa [non-preemptive], entre muchas otras cosas) y su necesidad irrenunciable de MS-DOS como sistema subyacente. Windows NT, así, fue relegado a solo a un puñado de equipos para aquellos que podían hacer inversiones en semejante cantidad de hardware (Nota: En 1993 la memoria RAM era especialmente costosa, y hasta hoy se conserva un miedo irracional por aumentar memoria RAM al sistema, cosa que es un error).

Así, la pura mención de Windows NT se convertía en un efecto Mufasa para muchos. A pesar de que Windows NT 4.0 ofrecía mucho mayor estabilidad y una mejor integración con controladores en general, las empresas e instituciones decidieron decantarse por un paupérrimo Windows 95 y sus diferentes sabores para su productividad (con las consecuentes quejas por falta de estabilidad y confiabilidad). Sin embargo, a pesar de todo, Windows NT se convertiría en la tecnología de facto y en la actualidad sigue siendo la infraestructura de software en los modernos Sistemas Operativos de Microsoft.

¿Por qué Windows NT debía ser el estándar? Muy fácil, su diseño modular y su estructura lo convertían en un Sistema Operativo más eficiente y sencillo de mantener y administrar. Además, con mayor adaptabilidad al hardware y facilidad en los procesos de corrección. Windows 9x/Me carecía de tales características y, al final, terminaría significando un serio retroceso para la modernidad en caso de haberse continuado con su desarrollo.

Ahora bien, la parte más importante del Sistema Operativo como tal es su Kernel o Núcleo. El Kernel es el componente que se encarga de proveer y administrar los componentes del equipo de cómputo. Dado que el Kernel tiene un vínculo con el hardware, significa que el requiere de ciertos procesos de actualización para asegurar el mejor aprovechamiento del hardware conforme nuevas características se agregan. Normalmente, la fecha de emisión de un Kernel pone en evidencia el tipo de hardware que mejor podrá administrar (por lo general, aquel hardware que haya aparecido antes de su fecha de emisión y, posiblemente, hasta dos o, cuando mucho, tres años después). Cuando el Kernel sufre cambios importantes en su funcionalidad, lo que se cambia su número de versión. Si el Kernel no sufre cambios importantes, sino adaptaciones o adecuaciones, lo que se hace es actualizar su versión menor. Si el Kernel recibe algunas correcciones, lo que se actualiza es su revisión. Y si el Kernel es recompilado, lo que se actualiza es su número de compilación. Así, el número de versión del Kernel normalmente se lee de la siguiente forma:

(versiónMayor).(versiónMenor).(revisión).(compilación)

Así, una versión 6.3.9600 nos diría que se trata de la versión 6, subversión 3, revisión 9600.

Mientras la versión mayor no cambie, prácticamente cualquier programa de Windows desarrollado para el Kernel 6 funcionará en el Sistema Operativo Windows NT que tenga esta versión mayor de Kernel. ¿Pero qué versiones de Windows NT tienen esta versión de Kernel? Será interesante verlo en la siguiente tabla, misma que muestra una historia de los Kernel y los diferentes Sistemas Operativos Windows NT que los contienen:

Versión Nombre comercial Fecha de lanzamiento
3.1 Windows NT 3.1 27/Jul/1993
3.5 Windows NT 3.5 21/Sep/1994
3.51 Windows NT 3.51 30/May/1995
4.0 Windows NT 4.0 29/Jul/1996
5.0 Windows 2000 17/Feb/2000
26/Sep/2000
5.1 Windows XP 25/Oct/2001
5.2 Windows Server 2003 24/Abr/2003
Windows XP 64 bits 25/Abr/2005
Windows Server 2003 R2 06/Dic/2005
6.0 Windows Vista
  • Business: 30/Nov/2006
  • Consumer: 30/Ene/2007
Windows Server 2008 27/Feb/2008
6.1 Windows 7 22/Oct/2009
Windows Server 2008 R2 22/Oct/2009
6.2 Windows 8 26/Oct/2012
Windows Server 2012 04/Sep/2012
6.3 Windows 8.1 18/Oct/2013
Windows Server 2012 R2 18/Oct/2013
6.4/10.0 Windows 10 Por anunciarse

Como se puede apreciar en la anterior tabla, Windows Vista, Windows 7, Windows 8 y Windows 8.1 comparten la misma versión del Kernel (6.x) y, por ende, todos los programas originalmente generados para Windows Vista deben funcionar sin tropiezos en Windows 8.1. Así, si ya se usa Windows 7, existen pocas o nulas justificaciones técnicas para negarse a utilizar Windows 8.1. Por añadidura, las adecuaciones realizadas al Kernel 6.3 hacen que se aproveche mucho mejor la moderna infraestructura de hardware que lo presentado en el Kernel 6.1 de Windows 7 (para ver la versión del Kernel, tan solo hay que abrir una ventana de comandos de Windows). Entonces, ¿cuál es la razón por la que Windows 8.1 no se adopta ampliamente?

El botón Inicio
Aunque parezca una explicación trillada, la verdadera razón por la que la gente, empresas e instituciones rechazan a Windows 8.x es la ausencia del Botón Inicio. Lo anterior tiene una explicación muy simple y ya lo había tratado en el anterior artículo llamado "Teclado": La Dependencia de ruta (Path Dependence o Path Dependency). Éste es un término, originalmente acuñado en el ámbito económico, que trata de explicar el por qué es mejor continuar con una práctica que históricamente se ha realizado, aún cuando existan nuevas formas de realizar las cosas. Lo anterior es porque existe tanta costumbre por hacer o usar algo, que cambiar esa costumbre costaría mucho dinero y tiempo. Microsoft se embarcó en el reto de desafiar la existencia del botón Inicio en Windows debido a la promesa de proliferación de monitores con capacidad "touch" en los equipos de cómputo y, así, generar una interfaz común para Windows Phone y Windows de escritorio. Sin embargo, dada la fuerte diferencia que existe (al menos, conceptualmente) entre un teléfono y una computadora, la unificación de estas interfaces no ha traído más que un profundo rechazo por este sistema operativo en el cómputo tradicional. De hecho, aún cuando existen máquinas (particularmente, laptop) con pantallas "touch", los usuarios siguen prefiriendo usar el teclado para no estar moviendo sus manos de un mismo lugar (se percibe que la distancia de un teclado a un ratón [mouse] es menor, que la distancia que se recorre del teclado al monitor).

Así, con solo ver el menú Inicio (antes llamado "Metro") de Windows 8.x las personas empiezan a sentirse perdidas, sin siquiera saber cómo hacer para apagar la computadora y, menos aún, dónde encontrar de manera organizada sus aplicaciones y programas (a pesar que existan formas de organizar los programas en el menú Inicio).

Lo mejor, así, es reintegrar el botón Inicio en el escritorio de Windows y evadir el menú Inicio (Metro) de Windows 8.1. ¿Cómo hacerlo? Existen una miríada de soluciones disponibles, tanto gratuitas como con costo, que agregan un botón Inicio a Windows 8.x. Sin embargo, me atrevería a recomendar ClassicShell. Se trata de una utilería libre, abierta y sin malware, virus o puertas traseras, que puede utilizarse en escritorios personales, corporativos o institucionales sin problemas de licenciamiento. Agrega una funcionalidad de botón Inicio muy bien adaptada a Windows 8.x y que facilita enormemente la adopción de este sistema operativo. A su vez, integra funcionalidad que hace que al arrancar el sistema operativo imediatamente se va al Escritorio de Windows y pasa por alto el menú Inicio (Metro). Así, pocas personas se darán cuenta que tienen Windows 8.1 y, simplemente, empezarán a utilizar sus aplicaciones como es costumbre a través del histórico botón Inicio.

Así, con Windows 8.1 podrá tener mucho mejor productividad y aprovechamiento de su hardware actual (particularmente, si ha comprado su computadora en fechas similares o posteriores al lanzamiento de este Sistema Operativo). Piérdale el miedo mediante la instalación de ClassicShell y empiece a disfrutar de la experiencia de usar un moderno Sistema Operativo en su moderno hardware.

NOTA: En el caso de Windows 10, en el primer Beta emitido su Kernel se identificaba con la versión 6.4. Ante ello, sería prácticamente fluida su integración al ámbito productivo. Sin embargo, en Noviembre de 2014 Microsoft anunció que la versión del Kernel será la 10.0, con lo que confluirá totalmente con su versión comercial. Ello trae algunos retos importantes, pues los programas que no reconozcan la versión del nuevo Kernel podrían tener problemas importantes para funcionar en el nuevo Sistema Operativo. Por lo explicado en ArsTechnica, Microsoft incluirá una API para las aplicaciones existentes donde Windows 10 reportará la versión 6.2 (Windows 8), lo cual facilitará la adopción de este nuevo sistema operativo (excepto en aquellos programas que explícitamente busquen la compatibilidad con Windows 8.1, donde se reportará la versión 6.3). Solo aquellos programas especialmente diseñados para Windows 10 obtendrán la versión 10.0 como referencia. Así que habrá que hacer pruebas previas antes de adoptar a Windows 10 tan solo porque incluye un botón Inicio.

P.D. Ya para estas fechas, Windows 8.1 empieza a percibirse un tanto ajado. Ello salta a la vista conforme las actualizaciones se vuelven más pesadas (las actualizaciones obtenidas de Windows Update para Windows 8.1 pueden medir más de 1.5GB). Ante ello, se pone en perspectiva la necesidad de una nueva versión de Sistema Operativo que aproveche mejor la funcionalidad ofrecida por el moderno hardware.

¡Nos seguimos leyendo!

Comentarios

Unknown dijo…
Me encantó y entendí mucho con la explicación, -Mufasa, uy, Mufasa, uy-, excelentes argumentos para entender el cambio de plataforma y tip para nostálgicos del "inicio", me remonté a los años de LN con Windows 3.1 y miedo global a las computadoras que se vivía.

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